Landon Meier nació en Colorado, EEUU, en 1975. Es dueño de la empresa Hiperflex que está especializada en la creación de disfraces y réplicas faciales. Lleva más de 17 años haciendo este tipo de creaciones y según él mismo ha declarado, su interés por las máscaras surge por una obsesión infantil: La imagen terrorífica de un adulto con cabeza de bebé. A partir de ahí se fue especializando en personajes famosos como Mike Tyson o Walter White (el famoso personaje de Breaking Bad).
Lo que no se esperaba es que en la última convención mundial de maquillaje y efectos especiales (Monsterpalozza) que se celebra cada año en Los Angeles, su performance con la que quería dar a conocer sus últimas creaciones tendría tanta repercusión.
En ella aparece Meier con una máscara de Putin, acompañado por otras dos personas con máscaras de Donald Trump y Kim Jong-un, agarrados del brazo y bailando alegremente.
Se confiesa gran admirador de Salvador Dalí y aunque estudió Bellas Artes él mismo se denomina autodidacta ya que en los últimos años a ido evolucionando del látex a la silicona y de las esculturas de arcilla a la impresión en 3D, hasta conseguir su propia técnica.
Primero se diseñan los moldes con un programa de ordenador y después se imprimen en silicona pigmentada, el resultado es sorprendente. El proceso de fabricación es laborioso por lo que el precio de éstas máscaras oscila entre los 500 y los 5000 euros, no apto para todos los bolsillos. Aunque eso no ha impedido que haya doblado sus ventas, ya que en los últimos meses los pedidos de celebridades y políticos ha aumentado considerablemente. Aunque Meier dice que quiere cambiar de registro y olvidarse por un tiempo de los políticos. Hace un tiempo una señora le agredió por llevar una máscara de Hilary Clinton y ahora prefiere dedicarse a ampliar el stock de actores como Jeff Bridges.
